A través de un evento evangelístico y clases de discipulado, una niña que recibió una caja de regalos llamada Jéssica abrazó a Jesucristo y guio a más de una docena de niños a hacer lo mismo.
Cuatro años atrás, Jéssica de 9 años recibió una copia de nuestro librito "El Mejor Regalo", y comenzó una aventura de fe que ha cambiado su vida y las vidas de sus amigos.
Y esta asombrosa historia de multiplicación comenzó con una sola caja de Operation Christmas Child que recibió en un evento evangelístico en la iglesia en Minya, Egipto, una región antigua y fértil en el río Nillo.
Aquí escuchó el Evangelio y recibió una caja de regalos llena de artículos especiales: un pájaro de peluche, una playera, un par de pantalones, calcetas, una taza y otros recuerdos. El pájaro de peluche fue de sus favoritos. Y el librito del Evangelio fue lo mejor de todo.
“Me alegré tanto cuando encontré ese librito con tantas lecciones”.
A través de librito, la egipcia se interesó en lo que implica seguir a Jesucristo.
“Me alegré tanto cuando encontré ese librito con tantas lecciones”, dijo. “Empecé a leerlo más y más. Encontraba los versículos y los estudiaba y los empezaba a aplicar en mí día a día”.
Noticias demasiado buenas para no compartirlas
Poco después, Jéssica también recibió la invitación de asistir a las clases de discipulado donde aprendió cómo poner su fe en Jesucristo como Señor y Salvador.
“Después de escuchar la historia de la cruz y cómo Jesús murió por mí, le di mi vida a Cristo”, dijo Jéssica. “Confié en Él completamente”.

Después de recibir una caja de regalos de Operation Christmas Child, Jéssica asistió a las clases de discipulado donde le dio al Señor su corazón.
Jéssica no podía quedarse callada. Le leyó las historias de la Biblia sobre la creación y la crucifixión a su abuelita que no podía leer y a su hermana menor, Joy. Aunque solo iba en primer grado, Joy pronto le entregó su corazón también a Jesucristo por lo que escuchó de su hermana mayor.
Reuniones en la calle durante la pandemia
Aun cuando su iglesia cerró sus puertas durante lo peor de la pandemia de COVID-19, no logró apagar el fuego dentro de esta floreciente evangelista.
Continuó compartiendo con su familia y luego alcanzó a sus amigos con el Evangelio, y reunió a sus amigos en la calle y les enseñó las lecciones del discipulado cada tercer día.
Compró un micrófono de juguete para amplificar su voz para que la pandemia no impidiera que sus vecinos escucharan los versos recitados una y otra vez para su clase, y así memorizarlos.
Ahora, después de dos grupos de discipulado, ha visto a varios de sus alumnos aceptar a Cristo y llevar a otros al Señor.

Jéssica enseñó a sus amigos lo que aprendió en las clases de discipulado y más de una docena se convirtieron. Ellos, a su vez, cuentan a otros el Evangelio.
Sus amigas Jumana, 12, y Mariam, 10, disfrutaron aprenderse los versículos bíblicos, así como las canciones y los juegos. Y les fascinaron las historias de la Biblia.
“Nos enseñó sobre Adán y Eva y cómo el Señor Jesús les ordenó que podían comer de todo árbol que vieran, excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal”, dijo Jumana. “Desobedecieron al Señor y pecaron. Dios le dijo a Adán que moriría, pero no era una muerte física. Era el tipo de muerte que te separa de Dios”.
Mariam también le contó las lecciones sobre la maravillosa solución de Dios a su problema.
“Jesus was crucified on the cross and He carried all sin for our sake. Instead of us paying the price, He paid it,” Mariam said.
Experimentar nueva vida por medio del discipulado
Al escuchar las verdades de la Biblia, Jumana y Mariam estuvieron entre los seis estudiantes de la clase de Jéssica que consagraron sus vidas al Señor Jesucristo.
“Nos sentimos muy felices de estar cerca de Dios”, dijo Jumana. Ambas niñas dijeron que su versículo favorito fue Romanos 6:23. “Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor”.

Jumana escucha con atención mientras Jéssica comparte una lección con ella.
Mientras las clases continuaban, el pastor de Jéssica supo lo que estaba pasando en las calles de su aldea.
“Cuando me llamaron para ver lo que Jéssica estaba haciendo, me sorprendió tanto que fui a verlo por mí mismo”, dijo el pastor Samuel. Al investigar, ¡vio que todo era cierto!
Los niños se reunían en las bancas de concreto en las calles, o a veces en una carreta tirada por burros en el camino. Los niños, las niñas, y algunas mamás interesadas, aprendieron la Palabra de Dios, mientras la pandemia global mantenía las puertas cerradas de las iglesias y escuelas.
El discipulado continúa en un nuevo barrio
La familia de Jéssica se mudó a unas calles de donde primero dio sus clases. Este cambio tocaría las vidas de un nuevo grupo de niños.
“Como iglesia, nos anima y motiva lo que está haciendo Jéssica”.
Jéssica empezó las clases con 13 niños. Mientras compartía las historias bíblicas y los versículos con este nuevo grupo, otros cinco aceptaron a Cristo como Salvador y Señor.
Lo niños de sus clases quisieron seguir aprendiendo y creciendo en la verdad. Pronto las iglesias volvieron a abrir y estos nuevos discípulos se involucraron en congregaciones locales.

Jéssica guía a sus amigos para recitar versículos bíblicos.
“Jéssica trajo como ocho niños a la iglesia de su grupo de discipulado, y todavía asisten”, dijo el pastor Samuel. “Como iglesia, nos anima y motiva lo que está haciendo Jéssica”.
Multiplicar su testimonio
Cada niño vino a la fe en Jesucristo por medio del discipulado de Jéssica y ahora hacen lo que ella hizo. Comparten con valentía su fe con familia y compañeros.
Jumana, por ejemplo, le contó a sus tres hermanos lo que aprendió en las clases.
“Me desvelaba contándoles las historias y empezaron a venir conmigo”, dijo.
Hoy, la hermana de Jumana y sus dos hermanos también siguen al Señor.

Los amigos de Jéssica disfrutan aprender las historias bíblicas en las calles.
La madre de Jéssica, Remonda, no puede salvo asombrarse de todo lo que ha pasado desde que su hija recibió una caja de regalos.
“Me alegró ver que ella y sus hermanos recibían regalos. Estaban gozosos y me alegró que recibieran regalos tan preciosos y valiosos”.
Agradece que la iglesia ha animado a Jéssica a ser tan activa en su fe.
“A veces me siento muy poca cosa en comparación a mi hija, cuando veo que está constantemente leyendo la Biblia y animando a otros a hacerlo. Jéssica me anima”.
Su hermana, Joy, articuló lo que quizás muchos sienten: “Quiero ser como Jéssica”.

Dios usó la caja de reglaos de Jéssica para mostrarle su amor, y las lecciones de discipulado vinieron después. Ahora enseña a otros las Buenas Nuevas.
La semana nacional de recolección es del 13 al 20 de noviembre de este año. Tu caja de regalos puede proveer recursos a las iglesias en Egipto para ser parte de las comunidades transformadoras globalmente.
