Nuestro equipo en el Hospital Móvil de Emergencias en Turquía continúa atendiendo a los pacientes que han soportado dolor y traumatismos como consecuencia de los terremotos recientes.
Kaan* hizo una pausa, cerró los ojos y dejó que las lágrimas corrieran por sus mejillas. La historia que compartía con el personal de Samaritan’s Purse ya había develado una aflicción inimaginable.
Damla recibió la visita de su esposo y sus hijos mientras se recupera en nuestro hospital.
Él contó que escuchó que su esposa gritaba debajo de los escombros. Pudieron sacarla, pero luego él gastó casi todos sus ahorros en viajes en taxi a diferentes centros médicos, solo para que enterarse de que la mayoría de los médicos habían muerto en el terremoto.
Por fin, nos relató el momento que más le costaba revivir: “Mi esposa no me reconocía”, dijo él. “No sabía quién era. No sabía que yo era su esposo”.
Kaan dijo que ese fue el instante en que se dio cuenta de lo enferma que realmente estaba su esposa, Damla (y que él no tenía forma de ayudarla).
Echó un vistazo donde estaba ella, que ahora descansaba en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Móvil de Emergencias de Samaritan’s Purse en Antakya, Turquía. Apenas unos días antes, había temido que ella muriera.
Damla llegó a nuestro hospital unos ocho días después del terremoto, con una falla renal aguda. Sus piernas fueron aplastadas y estuvo atrapada bajo los escombros durante nueve horas, luego de que su edificio de apartamentos colapsó. El tejido muscular lesionado emanó proteínas a su flujo sanguíneo, y estas invadieron sus riñones.
“Si es posible dializarla, puede sobrevivir. Si no se puede, se pone acidótica y muere. Y ella estaba justo en el límite”, explicó el doctor Jim Brown. El Dr. Brown ha servido durante 15 años en el Hospital Mbingo, en Camerún. “Le practicamos diálisis peritoneal cuatro veces por día, durante cuatro días, lo cual permitió que bajaran sus niveles de creatina y de potasio. Mientras tanto, sus riñones fueron sanando”.
Damla está bajo el cuidado de nuestro personal, luego de la diálisis que ayuda a curar su falla renal.
Alabamos a Dios porque el procedimiento trajo de vuelta a Damla del borde de la muerte. Kaan no dejaba de agradecer al Dr. Brown y a nuestro equipo médico, quienes salvaron la vida de su esposa. “Cuando los vi, me eché a llorar. Ustedes trabajan de una manera increíble. Una persona hace el trabajo de diez”, dijo él. “Un equipo como este es impresionante”.
Nuestro equipo también atendió a Kaan, cuyas heridas abiertas estaban gravemente infectadas, y una clavícula fracturada por una pared que cayó sobre él. Pero no le preocupaba el dolor: estaba demasiado concentrado en cuidar a su esposa. “El dolor que había en mi corazón era peor que mi dolor físico”, dijo.
La pareja, además, está de duelo porque perdió a su hijo adolescente en los terremotos mortales de febrero.
Sus otros dos hijos han estado durmiendo en un auto, cerca del hospital, para poder visitar a su madre.
Damla todavía no habla mucho, pero la familia sabe que cada día está más cerca de recuperarse.
“Les estoy muy agradecido”, le dijo Kaan a nuestro personal. “Soy muy bendecido por haberlos conocido”.
Transformar vidas mediante la atención compasiva
Hasta el momento, el equipo de Samaritan’s Purse ha visto a más de 2 600 pacientes y ha realizado más de 100 cirugías.
Hazal ingresó a nuestro hospital con una muñeca fracturada que requirió una cirugía.
Hazal* ingresó por una cirugía de mano, luego de haber pasado cuatro horas bajo los escombros esperando que la rescataran. Quedó atrapada en el hueco de la escalera mientras intentaba escapar de su apartamento en un tercer piso.
Hazal, como muchas otras víctimas del terremoto, está de duelo por la pérdida de sus familiares. Su esposo, un hijo, dos nietos, una nuera y muchos otros parientes murieron durante el terremoto. Su esposo, un conductor de taxi, era el único sostén de la familia, y ella no sabe cómo subsistirán sin él.
Ada* es otra paciente de cirugía que necesitó ayuda con urgencia. Sufrió lesiones en un terremoto que se produjo dos semanas después de los primeros del 6 de febrero. Ada estaba afuera, bebiendo té en su jardín.
“Una pared del jardín se derrumbó sobre mi cabeza. Perdí el equilibrio y me caí”, dijo. “Fue como si hubiera habido una explosión espontánea”.
Ada recibió una cirugía por una herida en su pierna.
Ada recuerda muy poco de lo que pasó después. En un momento, volvió a estar consciente por unos instantes durante el viaje de una hora hacia el hospital. “Sentí como que ya no tenía la pierna. El viaje fue muy largo”.
Su hermana, Esila,* supo que algo andaba mal cuando Ada no atendió el teléfono. Las hermanas son unidas y hablan varias veces por día. Esila corrió al hospital para estar con Ada tan pronto como se enteró de lo que había pasado.
El hospital no podía atenderla por la escasez de personal, y Ada fue derivada al centro sanitario de Samaritan’s Purse.
“Ojalá no le hubiera pasado a ella; desearía que me hubiera sucedido a mí. Es una buena hermana. Uno no quiere que un ser querido sufra tanto”, dijo Esila. “Gracias a Dios que encontramos a estos doctores. De lo contrario, podría haber perdido la pierna”.
Ada no sabe con seguridad qué le esperará cuando sea dada de alta del hospital. De momento, su familia está viviendo en una tienda porque su casa es peligrosa. Pero, por ahora, está contenta de que su pierna esté sanando, y está lista para regresar a casa, con sus hijos.
“Estoy muy agradecida de que la cirugía haya salido bien. No habría podido encontrar esta atención en ningún otro lado”.
Por favor, continúa orando por tantas personas que sufren en esta región y por nuestro personal, quienes procuran brindar cuidados médicos y socorro a las comunidades dañadas.
*Nombres alterados
Nuestro equipo quirúrgico anima a los pacientes en el hospital móvil.
