Un veterano herido del Ejército y su esposa se encuentran entre los muchos que este verano se comprometerán con Dios y edificarán su matrimonio sobre los fundamentos de Su Palabra.
“¿Cómo está papá?, preguntaban los niños cuando su madre los recogía de la escuela.
Su respuesta era importante, porque establecía cómo los mellizos entraban a la casa. ¿Podían sonreír y saludar a su papá? ¿O tendrían que agachar la cabeza y entrar inadvertidamente?
Debbie González se esforzaba por proteger a sus hijos de situaciones poco agradables como los bruscos cambios de humor de su padre. Pero, a medida que los chicos crecían, se volvió más difícil esconder la verdad de que sus heridas de guerra, tanto físicas como mentales, no estaban sanando.
Los dos despliegues a Irak del sargento del Ejército, Raúl González, dieron como resultado heridas en su pierna y su espalda, una lesión cerebral traumática, y estrés postraumático. Durante uno de los ataques coordinados, sus heridas fueron tan graves que requirieron su evacuación médica. “Las bombas explotaban y las personas morían alrededor de mí”, relató.
Raúl y Debbie se acercaron más durante las fascinantes excursiones por la naturaleza.
Raúl no estaba preparado para lo difícil que sería regresar a casa y adaptarse a la vida después de servir en el Ejército. Luchaba con su culpa del sobreviviente y, a menudo, se retiraba mentalmente a un “lugar oscuro”.
Debbie se afligía porque la persona de quien se había enamorado en la preparatoria, hacía más de 20 años, a veces le parecía irreconocible. “[del combate] volvió una persona completamente diferente”, dijo ella.
Debbie explicó que Raúl la criticaba duramente y tenía expectativas irrealizables, lo que le provocaba inseguridad y ansiedad. “Sentía que no era lo suficientemente buena”, dijo. “Por más que me esforzara, nunca alcanzaba”.
La pareja sabía que seguir reprimiendo las emociones y las frustraciones perjudicaría a su matrimonio y a su familia. Estaban desesperados porque hubiera un cambio en su vida, pero no tenían idea de a quién recurrir en busca de ayuda.
“No hablábamos con nadie sobre los problemas que teníamos. Los guardábamos para nosotros mismos”, confesó Debbie. “Los dos nos sentíamos destruidos. Estábamos agotados”.
Con el corazón lleno
Debbie y Raúl se emocionaron cuando se enteraron de que habían sido aceptados en Operation Heal Our Patriots, el ministerio de Samaritan’s Purse para el personal militar con heridas de guerra y sus cónyuges. Tenían esperanzas de que su semana de enriquecimiento matrimonial bíblico en Alaska los encaminara a un futuro mejor.
“Hace unos años, ni siquiera hubiera considerado la idea de inscribirnos. Mi actitud y mi corazón no estaban para eso”, dijo Raúl. “Este año, vine con el corazón totalmente dispuesto”.
La pareja disfrutó de andar en kayak en el hermoso lago Clark.
Dios bendijo la predisposición de Raúl y Debbie de buscarlo a Él y Su propósito para sus vidas. En las clases matrimoniales, aprendieron herramientas que ayudan a fortalecer su relación, por ejemplo, cómo comunicarse más eficazmente y resolver conflictos.
Lo más importante es que escucharon el Evangelio de Jesucristo. Después de pasar un tiempo con nuestros capellanes, que les enseñaron que significa según las Escrituras confiar en el Hijo de Dios para la salvación eterna, ambos oraron para recibir a Cristo como su Salvador.
“Vine aquí con una hoja de papel en blanco”, dijo Raúl. “Ahora, Dios ha añadido mucho color a mi hoja en blanco”.
Debbie dijo que nunca le había entregado todo a Jesús. En Alaska, decidió que estaba lista, por primera vez, a hacer que Él sea el Señor de su vida.
Debbie y Raúl fueron bautizados al finalizar la semana en Lake Clark. Debbie se emocionó después de su bautismo, y le dio a su esposo un gran abrazo y le dio gracias al Señor.
Debbie y Raúl llenos de gozo después de ser bautizados.
Raúl afirmó que su bautismo demostró su voluntad de “soltar a la persona que fui en el pasado y convertirme en una persona justa en Cristo”. Al levantarse de las aguas, alzó triunfantemente y con gozo las manos al cielo y declaró: “¡Soy un hombre nuevo!”.
Relaciones restauradas
La pareja también participó en una ceremonia de nueva consagración matrimonial dirigida por uno de nuestros capellanes. Al comienzo de la semana acordaron que ese era un paso importante para la salud de su relación. “Juntos, estamos entregando nuestro matrimonio a Dios”, contó Debbie.
Escribieron sus propios votos para expresar su compromiso con honrar y servir a su Salvador Jesucristo, así como uno al otro. “Yo prometo serte fiel y amarte, y ser un hombre que ame a Dios”, se comprometió Raúl ante su esposa.
Raúl y Debbie participaron de la ceremonia de nueva consagración de su matrimonio al final de la semana.
Para Raúl y Debbie, Alaska es solo el inicio de su nuevo comienzo. Family Care, una pieza vital del programa Operation Heal Our Patriots que funciona a lo largo de todo el año, vela para que todos los egresados de Alaska reciban ánimo y apoyo de manera permanente de un capellán regional. Además, tendrán oportunidades para asistir a eventos especiales como los fines de semana de Fortify Your Marriage (Fortalece tu matrimonio).
La pareja expresó que el hecho de saber que no están solos y que pueden pedir ayuda a un capellán cuando tengan problemas les cambiará la vida. Nunca tuvieron a nadie a quien pudieran confiarle su dolor más profundo. Y, cuando las personas les daban consejos, generalmente eran desde una perspectiva mundana, lo cual suele ser contraproducente.
Ahora, “vamos a recibir un consejo santo”, dijo Raúl. Está entusiasmado por estrechar la relación con Dios, tanto como con su esposa. Ya siente en su corazón que el Señor está incitándolo a guiar a su familia a servirlo a Él en su comunidad, y en otras partes.
“Esta semana es el punto de partida hacia algo más grande”, dijo él.
“Con alegría sacarán ustedes agua de las fuentes de la salvación” (Isaías 12:3).
Por favor, continúa orando por las más de 160 parejas que vendrán al Samaritan Lodge Alaska en el transcurso de las 17 semanas de esta temporada veraniega. Ora para que el Señor sane y restaure los matrimonios, y para que las parejas militares pongan su fe en Jesucristo.
En una ceremonia especial dirigida por un capellán, Raúl colocó un brazalete de metal con el nombre de un amigo en un poste de madera dedicado a honrar a los caídos.
