Tragedia en Texas
Las inundaciones en Texas dejan un saldo mortal

Querido amigo,

Durante el fin de semana festivo que se suponía estaría lleno de celebraciones, las familias texanas sufrieron pérdidas inimaginables. Las inundaciones repentinas a lo largo del río Guadalupe anegaron partes de la región durante la madrugada del viernes 4 de julio, y arrasaron con vehículos, cabañas y viviendas. En todo Texas, más de 130 personas perdieron la vida debido a las tormentas, y muchas siguen desaparecidas.

Samaritan's Purse llegó al día siguiente al condado de Kerr, la zona más afectada, donde se produjeron la mayoría de las muertes. Al lado de los capellanes del Billy Graham Rapid Response Team, nuestros equipos de voluntarios ayudan a los propietarios en el nombre de Jesús. Tenemos un segundo sitio en San Ángelo, que también sufrió graves inundaciones. Cientos de casas se inundaron. Los equipos trabajan duro para cortar cipreses y robles, retirar el lodo de las casas dañadas, remover los paneles de yeso dañados y aplicar insecticidas para prevenir la aparición de moho, que se produce rápidamente con el calor de Texas.

Lilia Herrera se despertó a las 3:30 de la madrugada por un ruido fuerte y aullante. Abrió la puerta principal y se quedó atónita al ver el río Guadalupe desbordarse hacia su casa. Las autoridades locales informaron que el nivel del agua subió más de 7.6 metros en menos de una hora.

Lilia sabía que tenía que escapar con su esposo, Joe, quien padece la enfermedad de Parkinson. Intentaron huir a un terreno más alto, pero el agua corría demasiado rápido como para que Joe pudiera llegar. Fue entonces cuando apareció un vecino, Ram Rodríguez. Ató a Joe y a sí mismo con una correa de remolque y guio a la familia a un lugar seguro. "Le agradezco a Dios haber estado allí y haber podido ayudar", dijo Ram.

Lilia y Joe (en la foto de arriba) sobrevivieron, pero su casa quedó destruida. Los voluntarios de Samaritan's Purse pasaron dos días trabajando para rescatar lo que pudieron. "Significa mucho que estén aquí ayudándonos", dijo Lilia.

Sus corazones, como tierra fértil, estaban listos cuando los capellanes vinieron a hablar con ellos. Les contaron sobre el arrepentimiento, la fe y paz con Dios. Cuando Lilia escuchó cómo comenzar una relación personal con el Señor, exclamó: "¡Yo lo quiero!". Las lágrimas de alivio brotaron de sus ojos y unas sonrisas radiantes se extendieron en sus rostros mientras Joe y Lilia oraban para recibir a Jesucristo como Señor y Salvador.

"¡Estoy tan feliz!", dijo Lilia. "Ahora quiero seguir a Jesús el resto de mi vida".

También estamos ayudando a Rosa Toler y a otros en su vecindario que da al río entre Hunt e Ingram, a lo largo de la autopista 39. Mi hijo, Edward, habló con ella mientras estaba en Texas para consolar a los residentes heridos y apoyar a nuestros equipos de voluntarios.

Rosa dijo que se despertó con gritos desesperados mientras un torrente de agua arrasaba su comunidad. "Fue apocalíptico", dijo.

Enfatizó que algunas personas simplemente no tuvieron oportunidad de huir antes de que el agua inundara sus casas; otras solo tuvieron segundos. Ella escapó por poco y se agarró a un kayak que pasaba, salvando así su vida, ya que no sabe nadar. Luego comenzó a ayudar a los ancianos que conocía en el vecindario, y rescató a una señora que estaba acurrucada en un ático. Rosa agradeció que nuestros equipos pudieran limpiar su casa de lodo y prepararla para que los contratistas la restauren.

La mayor necesidad es la oración. Por favor, únase a mí para apoyar a quienes han perdido a sus seres queridos y a los cientos que perdieron tanto en cuestión de minutos. Mantenga a nuestros equipos en sus oraciones mientras respondemos a esta tragedia y ofrecemos la esperanza y el consuelo que solo Jesucristo puede brindar. “El Señor está cerca de los quebrantados de corazón” (Salmos 34:18).