Jamaica devastada

Querido amigo,

El huracán Melissa golpeó Jamaica con vientos de hasta 298 km/h. La zona oeste de la isla fue la más afectada, con terribles daños a viviendas, negocios, hospitales y escuelas. Hay cortes de luz y puentes y carreteras todavía bloqueados. Muchas familias aún sufren las consecuencias de esta tormenta, una de las más fuertes que jamás haya azotado el Atlántico.

Nuestros equipos comenzaron a prepararse incluso antes de que el huracán tocara tierra, y actuamos con rapidez para brindar ayuda humanitaria urgente en el nombre de Jesús. En 48 horas, iniciamos una serie de vuelos de ayuda que transportaron materiales para refugios, kits de higiene, lámparas solares, suministros médicos, filtros de agua domésticos y mucho más. Al momento de escribir esto, nuestros siete vuelos de ayuda han entregado casi 182 000 kilogramos de ayuda.

Nos encontramos colaborando con docenas de iglesias para brindar ayuda crucial a los damnificados por la tormenta. "Estamos distribuyendo estos suministros a las personas más necesitadas. Samaritan's Purse ha llegado justo a tiempo", dijo un pastor local. "Estos últimos días han sido terribles. La gente de nuestras iglesias y la comunidad continúa afligida y consternada. Experimentan una situación como nunca antes".

El 2 de noviembre transportamos por avión nuestro Hospital Móvil de Emergencias y lo inauguramos tres días después en la localidad costera de Black River. Ubicada en el suroeste de la isla —donde el huracán Melissa tocó tierra—, esta zona, ya de por sí empobrecida, fue devastada por vientos huracanados y una marejada ciclónica de cuatro metros. El hospital local quedó destruido y prácticamente todos los edificios de la ciudad sufrieron algún tipo de daño.

Nuestro hospital cuenta con más de 30 camas para pacientes hospitalizados, personal y equipo el quirófano, una unidad de cuidados intensivos y un servicio de urgencias. Disponemos de una sala de obstetricia para brindar atención materna y neonatal. También contamos con farmacia, laboratorio y banco de sangre en nuestras instalaciones.

Nuestro primer paciente fue Lasbourne, de 83 años. El huracán Melissa destruyó su casa y se quedó sin hogar. Llegó a nuestro hospital buscando ayuda y se marchó con una gran sonrisa, rebosante de gratitud y cubierto por nuestras oraciones.

"Nunca he visto nada igual. Me hizo temblar", dijo. "Por donde se mire en la ciudad, todo está hecho un desastre".

Contento con la atención recibida, le dijo a nuestro equipo: "Si veo a alguien que necesite ayuda o esté enfermo, ¡lo mandaré directamente aquí al hospital! Les diré que tenemos gente muy amable y encantadora aquí abajo, que vengan a verlos".

Se dice que Black River es la "zona cero" de esta tormenta, y fue el primer lugar donde instalamos uno de nuestros sistemas comunitarios de agua, con capacidad para abastecer hasta 10 000 personas al día. Cuando llegamos, un residente nos dijo: "Nadie nos ha ayudado todavía". Otro comentó: "Necesitamos de todo".

Andrea fue de las primeras en la fila en nuestro punto de agua. “Hemos pasado por huracanes, pero ninguno como este. Este es el peor de todos”, dijo. “Me alegra saber que Dios todavía nos ayuda y que envía a sus siervos para darnos una mano. ¡Que Dios los bendiga! Estoy tan contenta de tener agua potable”.

En las escarpadas montañas del interior, las carreteras están plagadas de cables eléctricos caídos y bloqueadas por rocas y árboles. Utilizamos nuestros helicópteros para transportar a nuestros equipos médicos móviles a zonas inaccesibles y así poder atender a quienes no tienen otra esperanza de recibir tratamiento. Los médicos atienden fracturas y heridas gravemente infectadas que no han sido tratadas desde el paso del huracán. Entre estas unidades móviles y nuestro Hospital Móvil de Emergencias, ya hemos atendido a más de 500 pacientes.

"Nunca había visto nada igual en mi vida. Me hizo temblar."

Nos duele profundamente el corazón ante el sufrimiento del pueblo jamaicano. "Este pobre clamó, el Señor lo oyó, y lo libró de todas sus angustias" (Salmo 34:6).

Estaremos trabajando en la isla durante un largo tiempo, brindando ayuda y consuelo y compartiendo el Evangelio del Señor Jesucristo. Por favor, ore por los afectados por el huracán Melissa y por nuestros equipos mientras sirven en el nombre de Jesús. Gracias y que Dios lo bendiga.

Cordialmente,
Franklin Graham

Empaca una caja en línea samaritanspurse.org/buildonline