World Medical Mission – Un ministerio de Samaritan's Purse

Primavera 2025

Del blog del Dr. Brian Ginn, cirujano general del Nazarene General Hospital en Papúa Nueva Guinea. Brian y su esposa, Abigail, que es pediatra, están sirviendo a través del Programa de Post-residencia.

Mi trabajo es muy rutinario; no obstante, también surgen algunas cosas inesperadas. Una noche, cuando estaba de servicio, me contactaron desde Emergencias a eso de las 7 por un niño de doce años que había sido corneado en el cuello por una vaca. Era en la zona del cuello donde están todas las cosas importantes, y debido al gran hematoma que tenía, justificaba que explorara su cuello. La herida era de unos ocho centímetros de profundidad. Podía meter todo mi dedo índice en ella. Asombrosamente, no había tocado la arteria carótida, la vena yugular, el esófago ni la tráquea. Tardó un par de días para que disminuyera la inflamación, pero lo está haciendo bien.

“Mi trabajo es muy rutinario; no obstante, también surgen algunas cosas inesperadas”.

Otro caso milagroso ocurrió una noche cuando yo no estaba de servicio. La Dra. Sheryl, mi colega en cirugía mayor, llamó a las 4 a.m. porque necesitaba otro par de manos. Había ingresado un joven al que le habían disparado en la parte superior del abdomen, directamente atravesado. Sheryl ya había detenido la hemorragia del hígado, pero todavía había un sangrado masivo detrás del hígado. Pinzamos la aorta y bloqueamos el suministro de sangre al hígado, pero la hemorragia no disminuyó en absoluto.

Abigail sitting with family that recieved care as the baby that recieved care is laying on the mothers lap
Abigail visita a una familia en una de sus salidas de cuidados paliativos en una aldea cercana. El bebé con ropa amarilla es el paciente. Abigail fue acompañada por un capellán del hospital.

Nos surgió la preocupación de que tuviera una herida en una vena del hígado, o en la vena cava inferior (VCI). Nuestro hospital no está equipado como un centro de traumatología de primer nivel en Estados Unidos. Y, aunque lo estuviera, las lesiones de la VCI retrohepática son fatales la mayoría de las veces. El paciente estaba muy inestable, y era difícil seguir dándole sangre a la misma velocidad que estaba perdiéndola.

Luego de analizar las opciones, decidimos llenar su abdomen: literalmente, colocarle 18 esponjas quirúrgicas adentro en un esfuerzo por detener la hemorragia a presión. Esperábamos que esto le concediera tiempo suficiente para estar con su familia antes de que muriera (quizás, algunas horas), en vez de morir solo en el quirófano.

Para nuestro asombro, no murió. No tenemos una unidad de terapia intensiva donde pudiéramos mantenerlo en un respirador, pero se estabilizó durante el fin de semana. Sin embargo, esas esponjas quirúrgicas todavía estaban ahí, y no podíamos dejarlas para siempre. Lo llevamos de nuevo al quirófano el lunes por la mañana (tres días después de que ingresó herido de bala) y le extrajimos las 18 esponjas. No había más hemorragia.

Landscape view of the Nazarene Hospital in Papua New Guinea with mulitple people sitting on the lawn outside and walking down the sidewalk and street bordering the building
Una vista del entorno montañoso del hospital.

Con optimismo, lo mantuvimos en observación durante su postoperatorio. Se fortaleció, comió, caminó y, sobre todo, dejó de sangrar. ¡Asombroso! Las hemorragias venosas a menudo pueden detenerse con una presión prolongada, pero la VCI y las hepáticas son muy largas. Le dijimos que es un hombre milagroso y que Dios lo cuida.

“Cuando intenté explicar que le habíamos dejado 18 esponjas adentro para detener la hemorragia… lo que realmente dije fue: ‘Pusimos 18 canguros arborícolas dentro de tu abdomen’”.

Cambiando por algo mucho más distendido, cuando estaba hablando con el paciente de nuestros planes de volver a ingresarlo al quirófano para retirar las esponjas quirúrgicas, metí la pata a lo grande cuando me equivoqué en mi expresión. La palabra en tok pisin para “algodón” es “kapuk”, que es como nosotros decimos esponja quirúrgica. La expresión para canguro arborícola tiene apenas una letra diferente, “kapul”. Así que cuando intenté explicar que le habíamos dejado 18 esponjas adentro para detener la hemorragia y que ahora teníamos que retirarlas, lo que realmente dije fue: “Pusimos 18 canguros arborícolas dentro de tu abdomen, ¡y mañana volveremos a operarte para sacarlos!”.

Three surgeons doing surgery on patient.

Sirve con nosotros

World Medical Mission busca doctores, dentistas, enfermeras y otros profesionales de la salud cristianos para servir en oportunidades de corto plazo con nuestros hospitales y clínicas misioneros. También ofrecemos prácticas de dos años a través de nuestro Programa de Post-residencia para los que están terminando su residencia y se sienten llamados a las misiones médicas. Para más detalles, contáctanos en wmminfo@samaritan.org o (828) 278-1173.

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