Los voluntarios están revisando cuidadosamente las cenizas para encontrar los recuerdos preciados de los habitantes de Nuevo México que perdieron todo en los incendios fatales de South Fork y Salt.
El 17 de junio, dos de los tres caminos para salir de Ruidoso, Nuevo México, quedaron intransitables a causa de los incendios forestales que se propagaron entre los pinos imponentes. Escondido en la cadena montañosa de la Sierra Blanca, el árido paisaje no es ajeno a los incendios forestales, pero este incendio fue uno de los peores que han tenido que enfrentar los habitantes de Ruidoso. Trágicamente, el fuego se cobró la vida de dos personas y redujo a cenizas cientos de hogares.
Phil y Jill Dipaolo fueron dos de los aproximadamente 8000 habitantes que evacuaron Ruidoso, sin saber si quedaría algo cuando regresaran. “Fue como si estuviéramos bajo ataque, como una zona de guerra. Realmente, fue escalofriante”, dijo Phil.
Después que se dio a conocer la noticia de los incendios forestales, Samaritan’s Purse se contactó con River Crossing Ministries, una iglesia en el centro de Ruidoso que nos había acogido cuando fue nuestra respuesta al incendio del 2022 en McBride. A pesar de haber perdido su casa en este último estallido de incendios, el pastor Tim Gilliland nos instó a que viniéramos y, con mucho gusto, volvió a recibirnos.
Hasta ahora, más de 50 voluntarios han servido a las familias de Ruidoso, revisando las cenizas de sus viviendas. Se han recuperado varios recuerdos, lo cual arrancó lágrimas de emoción a las familias afligidas, incluidos los Dipaolo.
Encontrar los recuerdos
Luego de su evacuación, Phil y Jill se refugiaron con la familia ampliada. A la mañana siguiente, recibieron una llamada de un vecino, que les dijo que su hermosa casa ya no existía: únicamente había quedado en pie la chimenea de piedra. “Me quedé en estado de shock. Pensaba: ‘No, mi casa no ha desaparecido’. Realmente, no tenía idea de que esto podía pasar. Ya no está; todo desapareció”, relató Jill.
Jill luchó con los remordimientos por las cosas que desearía haber empacado antes de evacuar. Lo que lamentaban de corazón era un florero irreemplazable y hecho a mano por su hija, Sarah Dipaolo, que falleció de cáncer apenas a los 21 años. Jill compartió que, mientras batallaba contra el cáncer, el optimismo y la fe en Jesús de la joven fueron incondicionales. Ahora, casi 12 años después del fallecimiento de Sarah, el florero les recordaba su preciosa vida.
Cuando Samaritan’s Purse les ofreció ayuda para examinar los restos de su casa, el único pedido de la pareja fue que encontraran el amado jarrón.
Antes de que los voluntarios empezaran a trabajar, rodearon a Phil, a Jill y a su hija, Susanne McCaw, quien había ido a ayudar a tamizar. Juntos oraron y le pidieron a Dios que los guiara en su búsqueda. No pasó demasiado tiempo, cuando un voluntario primerizo llamado Dallas Hancock movió una parte de material del techo y levantó un jarrón apenas dañado por el fuego.
Inmediatamente, Jill abrazó a Dallas: ¡había encontrado el jarrón de su hija! Los tres miembros de la familia se echaron a llorar en agradecimiento a Dios por cómo había respondido a sus oraciones.
“Dios es sorprendente. Él nos entregó nuestro jarrón”, dijo Jill. Ese momento fortaleció su fe en Jesucristo que había comenzado años atrás, luego de ver por televisión una prédica de Billy Graham.
La familia había perdido también su Biblia en el incendio, y Susanne estaba orando para que recibieran una nueva. Lloró de alegría cuando Dios contestó una vez más las oraciones y los voluntarios de Samaritan’s Purse les entregaron a sus padres una Biblia firmada por el equipo.
“Creo que Dios está con nosotros y él nos ayuda a sobrellevar cualquier desastre que venga”, dijo Jill. En unas semanas, Jill espera acompañar a nuestros equipos en el servicio para que ella también pueda encontrar los recuerdos preciosos para otras familias que sufren y que han vivido pérdidas muy dolorosas.
Encontrar un “gozo indescriptible”
Ashley Allen y su madre, Jenny Allen, no tuvieron oportunidad de sacar nada antes de que el fuego devorara su hogar, ubicada a solo un par de minutos por el camino de los Dipaolo. Ashley estaba de vacaciones cuando recibió una llamada de su vecino. La llamó para cerciorarse de que no estuvieran en casa, porque había visto (desde la cámara del timbre de su casa) que la casa de sus vecinas estaba envuelta en llamas.
El corazón de las Allen se rompió al pensar en todos los recuerdos invaluables que perdieron en el incendio. Casi diez años atrás, el papá de Ashley se había enfermado y había fallecido. Todo lo que les había quedado de él estaba en esa casa, incluidos sus anillos de bodas.
“No soy buena en dejar que otros me ayuden ni para depender de otros, pero cuando ustedes aparecieron, se hicieron cargo e hicieron lo que más necesitábamos”, dijo Ashley.
A la hora de haber empezado a tamizar, los voluntarios encontraron algunas joyas y entre ellas estaban los apreciados anillos de casados. Cuando los voluntarios le entregaron los anillos a Ashley, ella exclamó una y otra vez: “¡Es el anillo de boda de mi papá! ¡Encontraron el anillo de boda de mi papá!”. Las lágrimas cayeron por su rostro. Llamó a su mamá y, por teléfono, ambas dejaron escapar lágrimas de alivio y gozo. Los voluntarios se reunieron alrededor de Ashley y oraron por ella mientras las emociones se intensificaban.
Ashley expresó cómo se sintió cuando encontraron los anillos. “Sentí gozo. Tengo un gozo incontenible de que los hayan encontrado”. Parada entre las cenizas, agregó: “También es devastador, porque puedo andar por la casa y ver la vida, pero es un gozo indescriptible que me hayan entregado estos anillos y tener un cierre para seguir adelante”.
Los capellanes de Billy Graham Rapid Response Team pudieron llamar a su madre y orar con ella. Ashley contó que, hasta que encontraron los anillos, su mamá no se había permitido llorar ni hacer el duelo por la pérdida que sufrieron. El hallazgo de esos anillos les permitió la sanidad emocional y el cierre para seguir adelante.
Alan y Susan Flick, los líderes del equipo de Samaritan’s Purse que sirvieron a los Dipaolo y las Allen, compartieron que muchas veces las familias tienen cargas pesadas incluso antes de que ocurra un desastre. Alan dijo: “Esto se cumplió tanto en los Dipaolo como en Ashley. Los objetos que deseaban encontrar tenían una historia mucho más profunda por una tragedia familiar del pasado. Fuimos testigos de que el Señor alivió parte de esa tensión y comenzó un nuevo proceso de sanidad uniendo a las familias y acercándolas más a Cristo”.
Por favor, ora por las familias que lloran las pérdidas de sus seres amados y de los hogares que una vez contuvieron tantos recuerdos. Pide que nuestros voluntarios que están sirviendo en el nombre de Jesús ayuden a los propietarios a tomar conciencia de que Dios no se ha olvidado de ellos. También sigue orando por los socorristas que han trabajado día y noche durante semanas.
Por otra parte, las inundaciones repentinas potencialmente mortales han exacerbado las ya difíciles condiciones posteriores al incendio, dejando intransitables las carreteras, arrastrando autos y obligando a los equipos de rescate a trabajar incansablemente para salvar a los que están en peligro. Nuestros equipos de voluntarios están preparados para ayudar también limpiando el barro y los escombros que dejaron las lluvias torrenciales.
Voluntariado de ayuda para desastres en EE. UU. en localidades de los siete estados. Los sitios están disponibles en Arkansas, Florida, Iowa, Minnesota, Nuevo México, Oklahoma y Texas.