Los agotados migrantes en Colombia están experimentando el amor y la redención de Dios a través de los programas que Samaritan's Purse lleva a cabo a lo largo de la frontera.
Adelette debió enfrentar una decisión abrumadora. Podía quedarse en Venezuela, su país natal, y soportar con sus hijas el agravamiento en la violencia y la crisis política, o podía huir a través de la selva hacia Colombia, y reunirse con su hermana del otro lado. Decidió irse.
La madre de 33 años empacó su vida en tres maletas y recorrió la selva amazónica venezolana hasta la frontera con Colombia, con sus tres hijas de la mano, un viaje que muchos millones de venezolanos han hecho a lo largo de la última década para escapar del colapso económico sin precedentes del país.
“El hambre era mi mayor temor”, relató Adelette. A los pocos meses, el bolívar (la moneda venezolana) sufrió una híperinflación a un nivel nunca antes vista. Los simples comestibles de pronto costaban millones de bolívares. De repente, los venezolanos no tenían los medios para valerse por sí mismos.
“Muchas noches, el agua y el pan eran nuestra única comida. Mi hija menor incluso estaba desnutrida”. Sin embargo, la madre sabía de dónde podía llegar su ayuda: “A pesar de eso, aun en esa oscuridad, sentí la presencia de Dios”.

Adelette (la tercera desde la derecha) se contactó con Samaritan’s Purse a través de la iglesia a la cual asiste en la comunidad de migrantes en Colombia. Mediante el poder de la Palabra de Dios, nuestros programas están ayudando a que la madre de tres niñas sane las situaciones traumáticas de su pasado.
La fe en Dios de Adelette la sostuvo cuando atravesó la selva espesa, en muchos viajes en buses abarrotados y, finalmente, al llegar a Cúcuta, Colombia, donde encontró a su hermana. Poco después, comenzó a trabajar, pero se dio cuenta de que la situación no era como ella esperaba. Se vio sometida a malos tratos.
“Me sentía vulnerable y atrapada”, compartió, “pero sabía que no podía quedarme allí. No a ese costo”.
Todo esto sucedió hace unos seis años. Durante años, Adelette ha cargado en silencio estas heridas, mientras trataba de cuidar a su familia. Empezó a preguntarse si salir de Venezuela había sido un error.
La idendidad se fundamenta en Cristo
En medio de la confusión, Adelette recurrió a la iglesia local para pedir ayuda. Fue allí donde encontró a Samaritan’s Purse. Ahora, con la ayuda de nuestros programas y los miembros de nuestro equipo, mediante la luz de la Palabra de Dios, Adelette puede procesar el dolor que sufrió, y superar la soledad que la siguió desde Venezuela.
“Me siento empoderada, apoyada y acompañada por este equipo increíble”, afirmó. “Hay una respuesta a mis oraciones”.
Samaritan’s Purse comenzó a trabajar en Colombia en el 2018, para ayudar a los emigrantes venezolanos que huían de la violencia y la inseguridad económica. Durante los últimos siete años, hemos provisto alimentos que se necesitaban urgentemente y refugio a familias y niños pequeños, atención médica en varios puntos a lo largo de la frontera, y un invaluable apoyo emocional y espiritual para miles de personas como Adelette y sus hijas. Samaritan’s Purse se conecta con estas familias (en muchos casos, compuestas por la mujer y sus hijos), y les comparte la esperanza del Evangelio.

Samaritan’s Purse está presente en muchas comunidades improvisadas de migrantes en Colombia, sobre la frontera con Venezuela, para ofrecerles sanidad emocional y espiritual compartiendo el amor de Dios a través de la lectura de Su Palabra.
Oriana Lea, la directora del programa de protección de Samaritan’s Purse en Colombia, dice que Dios está obrando por medio del programa de maneras que nunca se creyeron posibles. Muchos migrantes venezolanos encuentran sanidad en nuestras capacitaciones, y una esperanza para el futuro a través de la relación que desarrollan con nuestro personal.
“A lo largo de este proceso, hemos visto manifestarse la provisión y el amor de Dios en diferentes situaciones a las cuales creíamos que no podíamos dar respuesta”, dijo Lea. “Adelette y su familia han gozado de la guía y la protección de Dios durante este tiempo, han podido superar los obstáculos y los problemas que surgieron”.
Por medio de las iglesias locales, Samaritan’s Purse ahora está brindando programas de protección que ayudan a los migrantes a mantenerse a salvo y crecer en Cristo. Los participantes reciben formación en discipulado, literatura cristiana, y apoyo emocional y espiritual. También hay talleres sobre iniciativa empresarial y prevención de la violencia de género.
“La capacitación es valiosísima”, dijo Adelette. “Me da herramientas para poder progresar como mujer, para defender mis derechos como migrante, y para desarrollar mi bienestar espiritual. De cada reunión me voy renovada, llena de la presencia de Dios”.
Nuestros programas el recordaron a Adelette que, a pesar de todo lo que le ha sucedido en el pasado, ella sigue siendo una hija del Rey.
“Jesús es mi fuerza, mi amor, mi todo; sin Él, mi vida estaría vacía”, afirmó ella. Tanto ella como sus hijas se han afianzado en la comunidad de migrantes, y Adelette ahora enseña a otros sobre la paz que ha llegado a conocer. “Estoy compartiendo lo que Dios me ha dado”, dijo. “Cuando Jesús toca una vida, trae la luz del amanecer cada vez más intensa. Él es fiel en perfeccionar Su obra día tras día”.

Samaritan’s Purse organizó un festejo para el Día de la Madre para Adelette y decenas de otras madres que están en la comunidad de migrantes. Disfrutaron un tiempo de comunión, enseñanza, y todas se fueron con un paquete de cuidado personal lleno de artículos de higiene y utensilios para la cocina.
Mientras los migrantes siguen ingresando a raudales en Colombia, los siguen sus traumas inadvertidos. Para Lea y el equipo de Samaritan’s Purse, Isaías 43:19 ha sido un recordatorio constante de la mano soberana de Dios que devuelve la vida y el gozo aun en las situaciones más desesperanzadas: “Estoy abriendo un camino en el desierto y ríos en lugares desolados” (Isaías 43:19).
La vida es preciosa
Otra migrante venezolana, Nohely, estaba embarazada cuando cruzó hacia Colombia.
Ella y su esposo, Alexander, habían perdido a su primer hijo antes de que naciera, debido a complicaciones de salud inesperadas. Ahora, embarazada por segunda vez, la joven pareja se llenó de temor cuando a Nohely le diagnosticaron diabetes. Pero, esta vez, Samaritan’s Purse estuvo allí para ayudar.
Nohely y Alexander se conectaron con una clínica de Samaritan’s Purse en Puerto Santander, ubicada en el extremo norte de la frontera colombiano-venezolana. Nuestros médicos y enfermeras pudieron monitorear la salud de la madre y el crecimiento del bebé en el vientre, hasta que un niño saludable nació. Se llama Marcelo.

‘Dios es fiel’, con esta frase en español, Nohely y Alexander alaban a Dios por su bebé, Marcelo.
“Samaritan’s Purse es la mejor institución que conozco, porque ellos han hecho realidad un sueño que tenía desde hacía mucho tiempo”, dijo Nohely. “A los otros médicos les fue imposible hacerme tener a mi bebé [por causa de mi enfermedad], pero no fue igual en Samaritan’s Purse, porque Dios habita aquí con ellos”.
Samaritan’s Purse no solo le brindó atención médica, sino que además la llenó de oración y del amor de Dios.
“Me cuidaron desde el primer día”, dijo ella. “Son ángeles que Dios puso en mi camino; mi segunda familia”. Mientras acunaba al bebé Marcelo, sus ojos se llenaron de lágrimas: “Hoy, estoy viviendo mi mayor sueño: ser mamá”.
Por favor, ora por el trabajo de Samaritan’s Purse en Colombia. Ora para que muchas vidas más (como las de Adelette y Nohely) sean realzadas por el amor de Dios. Ora para que tanto los migrantes como los colombianos experimenten la promesa de Jesús: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

“Los hijos son una herencia del Señor” (Salmo 127:3)
