Dios obra en la vida de los pacientes quemados en Liberia

22 de enero, 2024 • Liberia
Un equipo de cinco médicos especialistas se desplegó a Liberia para tratar a los pacientes quemados del hospital ELWA, en Monrovia.
Un equipo de cinco médicos especialistas se desplegó a Liberia para tratar a los pacientes quemados del hospital ELWA, en Monrovia.

Las víctimas de la explosión de enero experimentaron el amor y la compasión de Jesucristo a través del equipo médico especializado de Samaritan's Purse.

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Los sobrevivientes quemados por la explosión de un camión cisterna de combustible a fines de diciembre en Totota (Liberia) pueden recordar demasiado o no de los instantes previos a que sus vidas cambiaran. En un momento, estaban viendo que las personas hacían agujeros en un camión cisterna volcado para recolectar el combustible. A continuación, se habían prendido fuego. Por lo menos 40 habitantes murieron instantáneamente.

Cada paciente quemado demandó que sus heridas fueran tratadas durante horas para salvar su vida, lo cual también requirió de piel para curaciones a largo plazo.

Cada paciente quemado demandó que sus heridas fueran tratadas durante horas para salvar su vida, lo cual también requirió de piel para curaciones a largo plazo.

Decenas de heridos graves fueron trasladados por amigos, familiares y agentes locales en viajes de horas por caminos irregulares, desde su pueblo hasta la capital, Monrovia. Fueron derivados a un centro médico estatal y al ELWA (por su sigla en inglés: Eternal Love Winning Africa, que significa “El amor eterno que gana a África”), uno de nuestros hospitales misioneros asociados desde hace mucho tiempo.

Samaritan’s Purse desplegó un equipo médico de cinco personas especializadas en atención a quemados para relevar al personal exhausto del ELWA. La enfermera de quemados Joany McDougall dijo que el personal del ELWA quedó agotado luego de dos días de cuidar a los veintidós sobrevivientes que habían enviado allí, tarea que hubiera “desbordado hasta a un hospital de Estados Unidos”. Sus esfuerzos infatigables salvaron vidas.

“Si no tratas adecuada y suficientemente rápido a estos pacientes”, dijo McDougall, “mueren entre las 24 y las 48 horas posteriores”.

Es una realidad desalentadora hasta para el personal mejor capacitado. Cinco personas fallecieron la noche anterior a la llegada de nuestro equipo.

Los médicos del Equipo de Respuesta para Asistencia en Desastres (DART, por su sigla en inglés) se pusieron a trabajar de inmediato, dándoles al agotado personal local el descanso tan necesario. Comenzamos largas horas de limpiar y hacer nuevas curaciones en las heridas profundas, procedimiento doloroso que finalmente condujo a los injertos quirúrgicos de piel.

Alabamos a Dios porque estos regímenes diarios ayudaron a salvar vidas y le permitieron a nuestro equipo ministrar en el nombre de Jesús, compartiendo Su amor y la verdad de Su Evangelio en medio de su temor y su padecimiento.

“Hemos visto obrar el amor de Dios en nuestros pacientes y en el personal del hospital”, dijo el miembro del DART, Josh Verner. “El personal había pasado varias noches seguidas sin dormir, solo para ver que sus pacientes fallecían. Ahora, hay mucha más alegría en ellos. Y recuerdo que un paciente dijo que no quería irse del quirófano porque era donde Jesús estaba”.

Cada mañana, cuando los pacientes llegaban en silla de ruedas para ser tratados llamaban por su nombre al personal mientras estos entraban. Algunos compartían lo que Dios estaba enseñándoles, incluido uno que había recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador durante el tiempo que estuvo internado. Otros habían comenzado a asistir a la capilla del hospital todas las mañanas, luego de años de estar alejados de la iglesia.

“Nosotros les recordábamos: ‘Estás mejorando cada día’, de manera que supieran que el dolor que estaban experimentando tenía un propósito. Uno de mis pacientes se puso a orar durante los tratamientos, susurrando: ‘Jesús, Jesús, Jesús’”, relató McDougall. “Y yo susurraba: ‘Él está aquí. Está aquí’”.

Cuidar en el nombre de Jesús por todo el mundo

En los últimos dos años, hemos desplegado equipos DART de atención a quemados varias veces: desde la Ucrania devastada por la guerra, para tratar a las víctimas de los ataques con misiles y los bombardeos, hasta la Turquía devastada por el terremoto, durante nuestra respuesta médica y de ayuda para Antioquía.

Surviving severe burns is long road for patients, but our teams and the local staff served them in Jesus' Name, offering encouragement and the hope of the Gospel.

Sobrevivir a las quemaduras graves es un largo camino para los pacientes, pero nuestros equipos y el personal médico local los sirvieron en el nombre de Jesús, animándolos y brindándoles la esperanza del Evangelio.

“Algunas de las heridas que se padecen en las zonas de terremotos se tratan de la misma manera que las quemaduras”, dijo McDougall. El desbridamiento de esas heridas requiere el mismo tipo de procedimientos”.

Recientemente, enviamos equipos para ayudar a los armenios que resultaron quemados en la explosión de una gasolinera.

La respuesta en el hospital ELWA no solo sirvió para salvar vidas y apoyar a los miembros agotados del personal, sino que también ha reforzado la capacidad del hospital para tratar a los pacientes quemados.

“Nos costó mucho irnos”, dijo McDougall. “Se me escaparon algunas lágrimas cuando nos despedimos. Pero tengo la esperanza de que Jesús está con ellos y que el hospital podrá continuar la tarea. Creo que uno de nuestros pacientes está listo para ser dado de alta dentro de un par de días”.

Por favor, continúa orando por estos pacientes, sus familiares y el personal del hospital, que continúa trabajando arduamente para completar su tratamiento.

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