The Gift of New Life/El Regalo de una Vida Nueva

September 25, 2014 • Honduras

After his life is spared, a boy comes to faith in Christ when he receives a shoebox gift from Samaritan's Purse. Un niño se salva de morir y llega a conocer a Cristo después de recibir una caja de regalos de parte de la Operación Niño de la Navidad.

My son might be dead. He should be dead. At the very least, paralyzed.Those thoughts raced through Virgilio Maldonado’s mind as he dug through the big pile of bricks covering 10-year-old Denis. Frantically tossing rubble aside in the sweltering Honduran heat, Virgilio began to pray as he never had before.Denis had been playing in the basement of his family’s new home, overlooking an idyllic valley in Barrio Santa Maria, Honduras. Virgilio and his wife hoped to raise their three youngest children there. But their dreams soon turned from the future to wondering if their son would even survive the day.Denis was passing by a freshly constructed wall, about 20 feet high, when it toppled over, burying the young boy under the heavy clay and concrete.

After his father freed him, Denis was rushed to a clinic 20 minutes away in Siguatapeque. He was stabilized, and transferred to a larger hospital in Tegucigalpa, another two hours from the family’s home.

Denis was in a coma, in critical condition. The doctors did not expect him to live.

Denis' family prayed fervently for his recovery.

Denis’ family prayed fervently for his recovery.

The Maldonados asked their church to pray. Pastor Abraham Murillo and members of Iglesia Reformada in Siguatapeque faithfully started a prayer chain, and soon several churches in the region were crying out to the Lord to save Denis’ life.One day, as his parents kept vigil by the hospital bed, Virgilio’s sister called. Virgilio asked her to pray and held the phone to the boy’s ear. Suddenly, as she prayed, Denis opened his eyes for the first time in 15 days.

“He is a miracle,” Pastor Murillo said. “His life is a miracle.”


Operation Christmas Child brings good news and great joy to children in Honduras

Still, Denis had a long road of healing ahead of him. He had fractured his skull and several bones in his leg, and he had to learn to walk and talk again.

He was several weeks into his long hospital stay when Pastor Murillo came to visit one day. Denis had missed a special event at the church. Iglesia Reformada had distributed shoebox gifts from Operation Christmas Child, the Samaritan’s Purse ministry that delivers good news and great joy to children around the world. Pastor Murillo saved one especially for Denis.

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In his box, Denis received crayons, a stuffed dog, a toothbrush, and other fun and useful presents.

“Also, they gave me a little book and in that little book I read the Good News [of Jesus Christ],” Denis said.

Pastor Murillo explained that God also sent another gift for everyone –salvation through faith in Jesus Christ. The shoebox was a representation of that free gift.

Pastor Murillo delivered a shoebox gift to Denis, and told him about salvation through faith in Jesus.

Pastor Murillo delivered a shoebox gift to Denis and told him about salvation through faith in Jesus.

Denis had learned about Jesus before, but as the pastor shared with him about the gift of salvation and read him the Gospel booklet that is delivered with shoebox gifts, the words came to life for the boy. “Then, I knew that God is a big God, and understood what he wants for me through Jesus Christ,” Denis said. “I prayed for salvation and I opened my heart to Jesus. I know that Jesus came to my heart, and I felt so happy, and so much better because now I was saved.”

Denis said before his accident, he was lost. After understanding the story of salvation through the help of his shoebox and the Operation Christmas Child ministry partner who delivered it, he now calls Jesus his Lord.

Nearly three years after his accident, he walks with a barely noticeable limp. His doctors say he is fully healed, but Denis knows his healing was more than physical. It was also spiritual.

“Now I have Jesus in my heart,” he said. “I want to keep serving God because now I am a new person. I know that God made a miracle in my life and I am His son.”

Es posible que mi hijo esté muerto. Sin duda él está muerto. Al menos está paralizado.Esos pensamientos asaltaban a Virgilio Maldonado mientras excavaba entre el montón de ladrillos que habían caído encima de Denis, su hijo de 10 años. Bajo el sol sofocante de Honduras, él se abría paso con desesperación entre los escombros, y entonces empezó a orar como nunca antes lo había hecho.Denis había estado jugando en el sótano de la nueva casa de la familia, que daba hacia un hermoso valle, en el barrio Santa María, en Honduras. Virgilio y su esposa esperaban criar a sus tres hijos más jovencitos en ese lugar. Pero sus anhelos pronto cambiaron de los planes futuros a preguntarse si su hijo iba a sobrevivir ese día.CONOZCA MÁS DE OPERACIÓN NIÑO DE LA NAVIDAD

Denis pasó cerca de una pared recién construida, de unos 6 metros de alto, cuando en eso esta se desplomó, y todo el lodo y el concreto le cayeron encima.

Después que el papá sacó a Denis de los escombros, a este lo llevaron rápidamente a una clínica en Siguatapeque, como a 20 minutos. Allí pudieron estabilizar su condición. Luego lo llevaron a un hospital más grande en Tegucigalpa, como a dos horas de donde vive la familia.

Denis estaba en estado de coma, su condición era grave. Los médicos no esperaban que sobreviviera.


La familia Maldonado pidió a su iglesia que orara. El pastor Abraham Murillo y los miembros de la Iglesia Reformada de Siguatapeque empezaron una cadena de oración, y oraban con fidelidad. Otras iglesias de la zona se unieron a la cadena, y todos clamaban al Señor por la vida de Denis.

Un día, mientras los papás de Denis guardaban vigilia a la lado de la cama, en el hospital, la hermana de Virgilio llamó. Este le pidió que orara, y arrimó el teléfono al oído de Denis. De pronto, mientras ella oraba, el niño abrió los ojos por primera vez en 15 días.

“Él es un milagro,” decía el pastor Murillo. “Su vida es un milagro.”

Desde luego, a Denis le quedaba un largo camino para recuperar toda su salud. Había sufrido fracturas en el cráneo y en varios huesos de la pierna. Tuvo que aprender de nuevo a caminar y a hablar.

Denis llevaba varias semanas en el hospital cuando un día el pastor Murillo llegó a visitarlo. Denis no había podido ir a una actividad especial de la iglesia. La Iglesia Reformada había entregado cajas de regalo de la Operación Niño de la Navidad, y el pastor Murillo había guardado una especialmente para Denis.

En la caja Denis encontró crayolas, un perrito de peluche, un cepillo para los dientes y otros regalitos muy prácticos y divertidos.

“Me dieron también un librito, y ahí leí la buena nueva [de Jesucristo],” dijo Denis.

Pastor Murillo delivered a shoebox gift to Denis, and told him about salvation through faith in Jesus.

Pastor Murillo le dio una caja de regalos a Denis, y le dijo acerca de la salvación por fe en Jesucristo.

El pastor Murillo le contó que Dios también había enviado otro regalo para todos: la salvación por la fe en Jesucristo. La caja de regalo era una representación de ese regalo.

Denis ya sabía algo acerca de Jesús; pero cuando el pastor le explicó lo que es el regalo de la salvación y le leyó el folleto sobre el Evangelio que va en toda caja de regalo, las palabras cobraron vida para el niño.

“Entonces me di cuenta de que Dios es un Dios grande, y entendí lo que Él quiere para mí por medio de Jesucristo,” dijo Denis. “Oré para ser salvo y le abrí mi corazón a Jesús. Yo sé que Él entró en mi corazón. Me siento muy feliz y mucho mejor porque ahora sé que soy salvo.”

Denis dijo que antes del accidente él estaba perdido. Después de haber entendido lo que es la salvación, gracias a la caja de regalo y al colaborador de la Operación Niño de la Navidad que se la llevó, ahora él puede decir que Jesús es su Señor.

Casi tres años después de haber tenido el accidente, él cojea un poco, casi ni se le nota. Los doctores dicen que él está completamente sano. Pero Denis sabe que su sanidad no fue solo física, sino también espiritual.

“Ahora tengo a Jesús en mi corazón,” dice él. “Quiero seguir sirviendo a Dios porque ahora soy una persona nueva. Sé que Dios hizo un milagro en mi vida, y sé que soy su hijo.”

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